
Director de El Fin del Silencio
Metallica cumplió su palabra: ¡Nos mató a todos!
Este 2021 se cumplen los 30 años del disco “Metallica”, más conocido como el “Disco Negro” o “Black Album” y todo el circulo de la banda ya hacia algún tiempo anunció que este aniversario no pasaría desapercibido. Se venía sin duda uno de aquellos “atentados al fanático”, es decir el relanzamiento del disco, remasterizado, con bonus extras, discos en vivo, box sets o lanzamiento en formatos diferentes y demás memorabilia que haría mover las billeteras y/o tarjetas de crédito de aquellos fans que han envejecido exactamente igual que sus ídolos, prósperos y ricos.
Pero nadie, ni el más pesimista, aún tomando el camino que ha tomado Metallica, justamente en los últimos años, esperaba lo que se venía. Y se largó no más la noticia, el relanzamiento del “Black Album” venía con un disco tributo a la mítica obra, y sin duda en la cabeza de los fanáticos de todo el mundo ya se especulaba acerca de quienes estarían en tremenda cita. ¿Serían los nuevos y contundentes Havok? ¿O tal vez los impresionantes Gojira? ¿O tal vez serían viejos compañeros de viaje como Anthrax, Overkill, Testament, Kreator, Destruction o Metal Church? ¿Acaso el sello definitivo de paz con Dave Mustaine y Megadeth? ¿O sería acaso un homenaje avant-garde, como se merecería un disco que rompió esquemas, con invitados como Tool, Primus o Messhugah? ¿O lo que sería la epitome del metal mundial con integrantes de diferentes bandas para hacer “supergrupos”? Se esperaba un orgasmo; pero fue absolutamente todo lo contrario y fue probablemente la noticia peor recibida en la historia de la música: el tributo a los “Cuatro Jinetes”, el homenaje a los creadores de thrash metal, a los hombres de negro iba a ser protagonizado por gente como Juanes, Miley Cyrus, Ha*Ash y J. Balvin. El anuncio fue lapidario, las críticas y diatribas llegaron desde todos lados, muy pocas personas “aprobaron” el disco y los fans, esos fans que aún tenían una cierta esperanza de volver a tener a Metallica como la banda más grande del metal ha quedado en el pasado y posiblemente en la basura.
Pero analicemos un poco, tratando de ser lo más objetivos posibles porque Metallica ha pasado de ser la banda más grande del mundo a ser la banda más despreciada, incluso por sus propios fans.
Malos discos: pues no son ni los primeros ni los últimos en mandarse algún disco malo y hasta pésimo y poder seguir con una carrera. Cuando tienes en el curriculum obras maestras enteras como los primeros cuatro discos de su carrera (¡¡¡cuatro!!!), los deslices son comprensibles, pero no todos, ni tan profundos. Mala imagen: ¿Acaso el hecho de que hayan decidido cortarse el cabello y posar para sesiones de fotos con trajes de diseñador, habanos y maquillajes “pseudo-góticos latin lovers” significaría algo? La respuesta para estas situaciones y muchas otras por supuesto que es un rotundo NO. No son situaciones para que su enorme cantidad de fanáticos les volcara la espalda. Entonces ¿qué fue? ¿Qué hizo y viene haciendo mal Metallica en los últimos años? La respuesta es tan sencilla como dolorosa y se resume en una sola palabra: TRAICIÓN.
Los fans de Metallica, especialmente los que han nacido y crecido con ellos, sus ideas y su música se han visto y sentido traicionados por la banda. Cuando Metallica nace y demuestra ser la versión del rock contraria al glam, a los peinados altos, a lo andrógino del rock comercial de los ochentas, los fans se sintieron inmediatamente identificados con ellos: chiquillos comunes con acné y bronca, skaters llenos de rebeldía y desdén por toda la podredumbre de la industria musical. Además con una propuesta fuerte, extrema, con temática seria, pero agresiva. Sólo recordar que su primer disco debería haberse llamado “Metal Up Your Ass”, lo dice todo, y que lo cambiaron por lo vulgar a un nombre muchísimo más agresivo y directo “Kill ‘Em All”: ¡grandioso! En su momento declararon públicamente que nunca harían un videoclip para la basura que era MTV, que lanzaron un EP que tenía el precio reducido impreso de fábrica en la tapa, para que así no traten de engañar a sus fans, esos que decían que el cuidarse el pelito era de “maricas”, que se declararon enemigos mortales del hippismo y del sonido de Los Angeles.
Pues más tarde grabarían no uno, sino varios videoclips para MTV, enjuiciaron a Napster porque no se les pagaba por su música y que todo lo que sea Metallica se debería pagar en el mundo. Reclamarían casi hasta el llanto haber perdido el primer Grammy destinado al Hard Rock/Heavy Metal ante Jethro Tull en 1989, pasaron por estilistas y diseñadores de modas, participaron en festivales como el Lollapalloza -punta de lanza de un neo-hippismo- y contrataron, justamente al principal responsable del “Sonido de Los Angeles”, el ingeniero Bob Rock para que les produjera varios discos, casualmente a partir del mentado “Black Album” ¡y ahora, esto! Porque para el mundo del rock en general y del metal en particular, no existe nada más alejado de nuestros principios musicales que el reggaetton y ver que en un disco de homenaje a una de las bandas más grandes del metal de la historia están representantes de este género es realmente ofensivo. Metallica puede hacer lo que quiera con su música, por supuesto que sí, pero lo que no se puede evitar es que sus fans, los abandonen y posiblemente para siempre.
Probablemente a las nuevas generaciones, que no han encontrado en el rock o en el metal una fuente de empatía con su propia vida y experiencia, esto no les afecte. Escucharemos y leeremos muchas de esas opiniones que preguntan “¿Y esto qué tiene de malo?” o se llame “llorones” u otros adjetivos a quienes sí afectó esta decisión. ¡Pero, obviamente no estamos aquí para explicar lo que es la pasión por la música, que el rock sea una parte indeleble de tu existencia y que el metal sea el género de música por el que vives y mueres, porque esto va más allá de sólo la música o una moda: esto es una forma de vida!
Creo que más que un tributo o un homenaje, el disco llamado “The Blacklist” es prácticamente una nota suicida. Nos seguimos preguntando ¿cuál fue el objetivo de toda esta inexplicable situación? ¿Actualizar su fanaticada llegándole con otras tendencias que no sean las suyas o definitivamente establecer que lo suyo no es más el metal; cómo afrontar el tiempo y su inexorable paso; o como alguien lo dijo por ahí, casi inocentemente, lograr que los fanáticos del reggaetón sepan que alguno de sus representantes es influenciado por Metallica y logren la conversión? Hay quienes logran, a través del tiempo y de las nuevas tendencias, mantener el nivel de bandas inmortales y crear alrededor suyo ya un aura de culto y mitología, de eso hablaremos en una siguiente publicación. No te la pierdas.
Personalmente no creo que Metallica vaya a “sobrevivir” a esto, y veo casi imposible la recuperación de su status y lugar en el mundo de la música. ¡Una pena por quienes fueron los más grandes del universo del rock!