
Director de El Fin del Silencio
En 1994 Coda 3, lanzaba el disco “2387”, un clásico del rock boliviano hasta nuestros días y que marcaría el fin de una etapa, pero también el inicio de otra. Este disco le abrió las puertas al exterior y a las empresas discográficas les abrió las orejas sobre lo que se estaba haciendo en Bolivia. Todavía recuerdo la vigilia que hicimos en el Kefren Pub en Cochabamba para poder ver el video de “Después de Ti” con el “fucking” sellito de MTV en la esquina superior derecha. No te puedo decir la fecha pero sí recuerdo las celebraciones y el festejo por el orgullo boliviano de ver una banda nacional en la cadena de música más importante del mundo. Como aun teníamos el sentimiento nacional que nos había dejado la clasificación al Mundial de Estados Unidos, fue una enorme fiesta.
Dos años después, y luego de un acústico “experimental” diría yo; en 1996, gracias a cuestiones contractuales con una multinacional, no existía más Coda 3, y nacía Octavia, quienes de alguna manera cumplían con la demanda sonora de aquel momento dentro el “Rock Latino” para las disqueras grandes. Eso era que cada país al que llegaban debería tener una banda que, si bien hacía rock o pop, debería tener dentro su estructura, elementos propios de su país de origen. Sucedió en otros países, por supuesto encabezados por la escena española, mexicana y argentina; en Colombia con Aterciopelados, en Panamá con Los Rabanes, Tercer Mundo en Ecuador o Desorden Público de Venezuela. Fue así que el cambio de Coda 3 a Octavia se da más por la inclusión de instrumentos nativos, principalmente de viento y la cada vez menos participación de teclados como instrumento, pero sí el uso de samplers. De esta manera en 1996 se registra el álbum debut de Octavia, la placa lleva como título “Aura”.
“Aura”, es probablemente el disco más ambicioso de la banda, por lo que el cambio de nombre y estructura se trataba. Sin embargo intencional o no, Octavia estaba pariendo una verdadera obra maestra, difícil de igualar por otros como por sus propios autores. Y es que, “Aura” registra los sonidos más elegantes que se hayan podido escuchar en un disco boliviano. Desde la presentación gráfica del disco con fotografías en blanco y negro y enmarcadas dentro la estética de aquella La Paz post colonial de finales del siglo XIX y principios del XX; con todo ese “garbo” y “donaire” que caracterizaba a la urbe paceña, haciéndose el centro político y administrativo del país. Ese garbo y donaire precisamente es la tónica que cubre todo el “Aura”.
Diez canciones de gran factura componen esta ópera prima de Octavia, con figuras barrocas y un sonido genérico absolutamente envolvente que hacen de este disco una experiencia irrepetible. El rock se estaba reinventado durante la vertiginosa y confusa década de los 90. El nuevo siglo se acercaba y debíamos estar armados y listos para él, y Octavia nos dio, musicalmente hablando una valiosísima arma para entender el eclecticismo y el dejar atrás el ya añejado purismo.
Las letras del disco, a pesar de todo o dicho, eran totalmente actuales para el momento y atemporales para después. Aún ahora siguen teniendo una validez plena, esto, probablemente porque nuestra sociedad ha cambiado muy poco o nada en comparación de las expresiones artísticas y por supuesto los cambios que ha sufrido Octavia. Buenas canciones una tras otra es lo que escuchas en el “Aura”, canciones frescas aún hasta nuestros días.
Punto aparte merece una de las canciones mejor logradas en la historia no sólo de Octavia sino del rock nacional y si la justicia existiese, en la historia de la música latinoamericana; me refiero a la canción “Tendida Como Un Arco”, tercer tema del disco, una verdadera obra maestra por sí sola. Esta canción toma los versos del octavo y último cuarteto del poema “Proverbio” del poemario “Los Nuevos Rubayat” del maestro total y absoluto de la literatura boliviana Franz Tamayo.
En español los intentos de ponerle música a un poema u obras similares de la literatura y hacerlos música no tiene buenos resultados históricamente hablando. Como ejemplos tenemos al tema “Palabras para Julia”, poema de José Agustín Goytisolo y canción de Los Suaves, o el penoso intento de Anabantha con el “Poema 20” de Pablo Neruda solo por mencionar dos de muchos ejemplos. Octavia no sólo logra transmitir la esencia del poema del maestro Tamayo si no que hace que este a través de su música nos llegue hasta lo más profundo del ser. No te miento ni exagero cuando te cuento que la primera vez que escuche esta canción se me puso la piel de gallina y me corrió un escalofrío por todo el cuerpo. Sólo esta canción valdría la pena por sí sola para valorar todo el disco. Sin embargo el que se encuentre dentro de la estructura del “Aura”, ayuda mucho para la intensidad de la misma.
Hay quienes sostienen que el mejor disco de Octavia es el “Ciclos” y quienes defienden el “4” como la obra cumbre de la banda paceña, y creo que ambos “bandos” tienen razón, así como no la tienen, ya que es un tema de gustos. “Aura”, su debut discográfico cumple 25 años este 2021, y cuando se lanzó, mostró una nueva manera de hacer música en Bolivia, el rock toma una dimensión diferente gracias a este disco y eso es innegable.
Octavia, en 25 años maduro, creció o envejeció; se alejó del rock y se aproximó al pop, pero ese es tema de alguna otra nota que se podrá o no escribir. Lo que si queda en la memoria y en la historia es que su primer disco es una obra redonda, exquisita y elegante y eso, es muy difícil de negar.